Por medio de las almohadillas se aplica presión sobre una zona, situando una ventana de expansión en el lado opuesto, lo que obliga a la columna a desplazarse gracias a un esfuerzo muscular activo, generado en función de la respiración del paciente. Es una cuestión de suerte. Las calles eran nuestras. Para un adolescente que ha sufrido acoso escolar, que ha soportado maltrato, o las burlas de sus vecinos, convertirse en un miembro del clan, significa pasar de tener miedo a infundirlo.