En cuartos de final, en un encuentro disputado en el Stadio Artemio Franchi en Florencia, Argentina tuvo que pasar por la tanda de penaltis para superar a Yugoslavia (0-0 t.s. Argentina avanzó entonces a semifinales, tocándole contra la anfitriona Italia en el Stadio San Paolo en Nápoles. El local era considerado el favorito a ganar el encuentro, pues su máxima estrella Salvatore Schillaci venía siendo el goleador del torneo (le concedieron la Bota de Oro y el Balón de Oro al final de la competición), mientras que Argentina tenía muchos jugadores mal físicamente, entre ellos Maradona (jugó con el tobillo izquierdo inflamado).